2013

on martes, 31 de diciembre de 2013
Trabajo de investigación.
Fin de estudios.
Despedidas.
Tesis.
Trabajo.
Borradores.
Textos a medias.
Textos terminados.
Dolor muscular.
Ansiedad.
Pereza.
Hastío.
Esperanza.
Asombro.
Agradecimiento.

Todas, como si fueran cartas de una baraja.

/*El tallador hizo su trabajo.*/

Lo bello duele.
Las lágrimas son
el lastre que se tira
para que quepa el
grito ahogado
/*
 *cuando el grito sale
 *se vuelve canto
 */
Asómate:
ya no hay mundo:
el canto-grito
en el vacío
se volvió silencio.

Parkourista/Reclamos a mí mismo/Pyramid Song

on jueves, 9 de mayo de 2013
Esta entrada no saldrá ni 10% de parecida a como estuvo volando en mi cabeza, para no variar.

Pensé en iniciar esta entrada preguntando si, más que haber gente que todavía lee blogs, hay todavía gente que los escriba. Como la respuesta es obvia (o sea, que sí la hay), decidí entonces ponerme a escribir un par de líneas sobre algunas de esas cosas que empiezan a revolotear en la cabeza cuando tienes un código que escribir y no muchas ganas de hacerlo. Porque al fin y al cabo hay gente que sigue escribiendo blogs por las razones que sean; en mi caso, la necesidad de poner por escrito cosas que no siempre sé como decir o a quién decírselas. Sólo que antes uno esperaba que de veras alguien leyera y ahora eso ya no importa tanto. Se siguen compartiendo los enlaces cada que se publica algo nuevo, pero ya no existen esas ansias de saber que se leyó ni que fue comentado (al menos en el caso de blogs personales/diarios como este). Y más en MI caso, que no soy ni líder de opinión, ni celebridad ni ninguna wea de esas. Si algún día por alguna razón llego a ser considerado de ese modo, lo primero que haré será reírme y lo segundo será compartir un enlace a este blog para que la gente vea que escribo estupideces, cursilerías y demás pedos mentales como todos.

Revisiones

on jueves, 7 de marzo de 2013
¿Qué tanta locura hay en este supuesto álbum? ¿Qué tipo de locura? Hace cinco años que empecé este blog y revisarlo es una oportunidad de recordar muchas cosas, pero también de analizarme. Para qué escribir un diario (porque eso terminó siendo) si no es para hilvanar los pensamientos, intentar encontrar un orden. Porque en mi caso así me es más fácil: escribiendo. Aunque hace ya un tiempo que me es difícil escribir sobre mí. Al menos directamente, pues no he dejado de escribir. Leo las últimas entradas y siento como si no las hubiera escrito yo, como si alguien que dijera conocerme escribiera sobre lo que cree que siento o pienso. Tal vez en algún momento me perdí la pista, dejé de sentir la locura. Y antes de empezar lanzar preguntas al aire del tipo "'¿y quién está realmente cuerdo?" quiero revisar las definiciones de "loco" una vez más (tomadas de WordReference):


Así, entonces, puedo decir que ya lo recuerdo: es la definición número 4 la que describe mi tipo de "locura". Porque si algo es cierto de mí es que me entrego a cualquier tipo de sensación, sea buena o mala. Si la siento es por algo. Y de la misma manera guardo deseos muy grandes, muy fuertes. Y este blog se llama así por eso. Cuando leí la respuesta que John Lennon dio a esa pregunta de si tenía alguna idea de cómo se veía a los 64 años, así me lo imaginé. Que en ese álbum de locura estaría un registro de todas aquéllas experiencias, de todas las sensaciones, que serían tan palpables como si acabaran de ocurrir. Y entonces así pensé este blog, que más que recortes y fotos, tiene palabras. Palabras escritas, porque así me expreso mejor. Y si bien últimamente esa "locura" parece haber perdido voz, ahí sigue. Cansada, tal vez, pero igual de impaciente. No tardando volverá a desbordar, puedo sentirlo. Así venga con una sensación que no sea del todo buena, porque ya lo dije: si eso siento, es por algo. Tanto las sonrisas como las lágrimas salen de nosotros mismos. Entregarse a las emociones es lo menos que se puede hacer cuando se tiene la mente tan llena de cosas. En mi caso, de números y más números. Al menos todavía tengo espacio para dejar constancia de ello en un álbum que hacía mucho que no revisaba.