Prisiones

on lunes, 20 de septiembre de 2010
Dije que tal vez me explayaría más hoy, así que...

Hace ya varias semanas que estar encerrado se volvió insoportable... bueno, estoy exagerando, pero sí perdió atractivo. Las vacaciones no son para mí, no las de verano, y menos si son alargadas por pleitos de señoras argüenderas. Como el vecino ya no tiene conexión a internet, me he puesto a leer los libros que siguen pendientes. Deben odiarme por dejarlos en el librero y no tomarme la molestia de hundirme entre sus páginas. Hace ya varios días que no encuentro qué hacer; es el mal de los aburridos, que se pierde el interés hasta en lo que uno adora, buscando cura sin encontrarla. Hace unas horas que volví a elevar plegarias, nobles deseos para los que perdieron todo, incluso aquello que no se puede reemplazar.

A veces me gustaría poder ver hacia el futuro y saber si traerá cosas interesantes o no, y así poder cambiarlo a partir de ese momento. No puedo evitar sentir que me hago viejo sin hacer las cosas que tanto anhelo, así como no puedo dejar de pensar que no dejo de escribir sobre lo mismo en este espacio. ¿De qué debería hablar entonces? Tal vez debería inventarme una historia, retratar lo que me gustaría estar haciendo en este momento. Soñar cuenta como vivir, una vida que sólo existe en nuestra mente. Me treparé en un albatros para encontrar nuevos horizontes, o tal vez me deje caer en algún momento para sumergirme en el mar. Estando en el fondo puede que encuentre la cura, mi cura. O tal vez está en ti, a quien cada vez echo más de menos. Dejemos que el mar nos arrastre hasta un nuevo hogar.

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