
Me permito soñar más que de costumbre ahora que tengo más tiempo libre. Ya me vi con el equipo de 70! logrando una buena presentación en el Evento de Creatividad (¡y a veces hasta llego a imaginarnos en la portada de WIRED!), y también saliendo triunfal con el equipo de robótica en lo que ahora será una colaboración IPN-ITVer; es hilarante el hecho de que académicamete mi desempeño no sea tan bueno cuando intervengo en proyectos de buen nivel. Si todo sale bien (dije "bien", es diferente a como creo que saldrá) podré tomar las que son las materias interesantes de la carrera y estaré lo suficientemente motivado como para obtener buenos resultados. Me permito soñar porque es con sueños con lo que alimento mi espíritu, tan ansioso de ir más allá, de saberse y sentirse grande, especial. Me permito soñar como niño, llegando casi al punto de no regreso. Me emociono sabiendo que estudio una carrera donde hay posibilidades y alternativas infinitas de crear cosas hermosas y útiles, una combinación espléndida. Aguas, que las cosas no son tan sencillas, pero hasta al mejor espadachín le pesó la espada al principio. En ambos proyectos tengo la fortuna de hacer equipo con personas llenas de ideas y capaces, y lo digo porque lo he contemplado. Son personas con las que me gustaría trabajar en el futuro. ¡Ah! Se me olvidaba algo más personal: tengo varias ideas para cuentos, además de que tengo una historia pendiente y quiero organizar esos pensamientos que escribo en lugares aleatorios. Después de todo, son las únicas creaciones realmente mías, además de las cosas que programo, a veces también aleatoriamente.
No me molesta soñar, porque confío en aquél discurso de Segismundo, confío en esas cosas que se me han revelado a través de ellos y, a pesar de todo, confío en que son mucho más que deseos proyectados. Sé que lo son.
*Imagen por UberZombie*
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