Maldita TDA

on viernes, 23 de julio de 2010
¡Qué poca fuerza de voluntad tengo! Las vacaciones sirven para muchas cosas, y en mi caso una de ellas es ver cómo mis defectos salen a la luz cuales extremidades abominables con pelos y deformes... esperen, esos son mis brazos y piernas. No me gusta estar confinado en mi habitación las 24 horas del día, pero tampoco me esfuerzo mucho en salir de ella. Quiero intentar algunas cosas nuevas, pero en cambio me quedo observando lo que sucede en Twitter y leyendo mis feeds. Hoy ni siquiera pude leer más de media hora. Puedo leer durante todo el trayecto de aquí a mi lugar el trabajo. Creo que el secreto es alejarme de Penny. O de cualquier computadora. ¡Demonios, la Web consume mi vida! Alimenta mi distracción, ya que cuando no contaba con conexión a internet era cuando leía de 20 a 50 libros por año... bueno, bueno, lo de 50 sólo lo logré una vez (ojalá todos los libros que leyera se añadieran a mi biblioteca mágicamente). ¿Entonces qué título debería ponerle a esta entrada? Espero que nada que suene cursi como en esas revistas donde señoras cincuentonas que no saben adjuntar un archivo a un e-mail hablan sobre cómo nos volvemos más antisociales gracias a la Web. ¿En serio? ¿Entonces la mensajería instantánea y las redes sociales en realidad crean gente ficticia y hacen que la fantasía vaya más allá a tal grado que sea la gente que vemos en la escuela o el trabajo todos los días? Están celosas, yo lo sé.

Penny, no te enojes, siempre me has dado felicidad, pero debo visitar otros mundos.

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