L'arc en ciel

on martes, 3 de noviembre de 2009
Vuelven las clases después de un fin de semana largo lleno de emociones tanto de alegría, pasando por el enojo y la frustración, tanto de... longing; todo el fin de semana tuve ganas de tener alguien a mi lado, alguien a quien abrazar, con quien pudiera pasarme todo el día en cama viendo películas y bebiendo de la misma taza de champurrado. Las otras emociones fueron provocadas por el desempeño de los Yankees en la serie mundial, si es que ya se estaban preocupando por que hubiera caído de nuevo. Ahora que lo pienso, no he tocado el tema de mi reciente bienestar; sólo diré que todo es gracias a mi hermanita, la que está siempre a mi lado aún en mis momentos de mayor terquedad, la que en más de una ocasión me ha dado una razón para sonreír y dejar de lado todo lo que me aqueja, y que en esta ocasión se ocupó de levantarme y decir "anda, que todavía no llegamos ni a la mitad del camino".


Hoy fue un día tranquilo, con dos exámenes en los que espero obtener notas aprobatorias. Tal vez sean cosas mías, pero la escuela tiene un aire extraño en otoño. Quizá sea por los recuerdos, pero ya en ese entonces lo sentía así. Si me pongo a pensar, me doy cuenta de que en éste año viví tantas cosas y experimenté tantas sensaciones que haber sobrevivido es una hazaña notable, y el hecho de que todas se desarrollaran en 365 días es algo increíble. Ahora comprendo eso de no arrepentirse de lo ya hecho; cuando miro hacia atrás, todo, inclusive los recuerdos tristes, me parece bello, por el simple hecho de haber tenido la oportunidad de vivirlo. La parte de mí que tiene miedo a envejecer quisiera regresar y quedarse ahí por siempre, pero la que toma la iniciativa es la parte de mí que encuentra excitante el descubrir lo que traerá el futuro, y es la que me incita a seguir adelante sin voltear. Al ver el arcoiris ayer, pude pensar en ello, y lo tomé como una señal de que todo estará bien.

Mientras tanto, a terminar lo que está pendiente ~

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