on domingo, 21 de marzo de 2010
No me preguntes qué pasó, porque no lo sé. No me pidas explicarlo, porque no puedo. Es algo tan indescriptible como los colores. ¿Te agrado? ¿El sonido que emito es tolerable? ¿Qué tal del aroma que emana de mis pies? ¿Lo has percibido? Busca razones para odiarme. Ten el hacha lista para rebanarme un dedo a la primer provocación; ten el pegamento listo para ponerlo de nuevo. Las arañas que criabas ahora están sobre ti, envolviéndote en la telaraña que hace alusión a tus miedos. La más grande de todas enseña los colmillos y atrapa insectos. Los mastica. Crank, crank, el crujido. Puedes escuchar cómo los traga. Ellas no quieren comerte, quieren conservarte. Te esconden para que nadie te lleve lejos, tú que eres su fuente de esperanza. Piensas en lo que dejarás; la oficina, el café de los jueves, la lectura del martes, todo queda súbitamente en el pasado. Nunca fuiste admiradora del tiempo. Es más, lo odiabas. Detestabas sentirlo escurriéndose sobre tus brazos, sobre tu cara al caminar en contra del viento. Podías verlo cada cierto tiempo, en un pliegue nuevo en tu sonrisa o en un cabello que perdió su color. Pensabas que pronto te convertirías en el recuerdo que aparece inexplicablemente una tarde aburrida de domingo y que después de eso, el tiempo mismo reclamaría tu esencia y la haría parte de él. Alguna vez pensaste en recolectar todas las anécdotas, todos los cuentos, todos los malos momentos de aquéllos anteriores a ti. Te diste cuenta de que era imposible, te diste cuenta de que no tenía caso. Inevitablemente morirían junto al mundo donde nacieron aquéllos que los crearon. De repente la cita importante del próximo viernes dejó de parecer tan importante. De repente supiste lo poco que te conoces y lo poco que sabes de la vida de las personas que quieres. No reces, tu plegaria ya fue escuchada. No pidas, los bienes están frente a ti. El oro, el incienso, la mirra, ¿qué les habrá pasado? El vino vuelve a ser agua y el que despertó vuelve a dormir. Conoce a la verdadera oscuridad, así sabrás lo que es la luz. La luz esconde más cosas que la oscuridad.

Cuando cerraste los ojos y sucumbiste al sueño, la telaraña ya no estaba. Bienvenida a la realidad.

1 comentario:

Nudia dijo...

O:

Muy genial!!

Ya sabes sigo siento tu fiel lectora!
Espero mas entradas...

Publicar un comentario