By starlight...

on domingo, 9 de agosto de 2009



"Me muevo... ¡y hablo!"... es lo que dice Pinocho en este momento, una de las películas que marcaron mi niñez. Regreso a esa época en donde la veía casi todos los días en formato de Betamax, todavía recuerdo que el cassete era azul y la etiqueta traía la imagen de la cara de Pinocho y un espacio para ponerle el nombre del propietario. Llegué a encontrarme con niños como Polilla a lo largo de mi infancia; la Isla de los Juegos era un lugar que me llamaba mucho la atención, pero nunca me hubiera atrevido a ir, menos sabiendo que me convertiría en burro.

Hoy salí con la élite, aunque sin Anny, como de costumbre. La salida fue planeada en 10 minutos y la pasamos bastante bien, aunque no pudimos entrar a Plaza Américas ya que estaba repleta, nunca había visto tal desastre en el estacionamiento. Viéndonos derrotados pasamos un rato en el bulevar disfrutando la brisa y tomando fotos. Estar con "él" tan cerca es algo difícil, especialmente por las conductas que toma (aunque él diga que son para mi bien), llega a quemar, pero me mantengo, recuerdo la promesa que me hice a mí mismo y aguanto todo. Quizá lea ésto, quizá no; si lo lee me dirá de cosas ("menso, shalalala, déjate de cosas, shalalala, me cuestas, shalalala, no te cuento todo por cómo te pones, shalalal, etc.), o simplemente me conteste con un emoticono vacío, como suele hacer recientemente. Hablar con Manfredo hace unos días me ayudó a acomodar un poco mis ideas, haciéndome ver las fallas en mis acciones y decisiones, dándome consejos basados en su experiencia, suministrándome ánimos. Como una frase que puso la buena de @catrielasoleri en Twitter hace poco, "Cuando no estás te extraño, pero cuando estás sin estar te extraño más"; no sirvo para tomar decisiones importantes.

Oh Hada Azul, cómo quisiera que me visitaras y me concedieras un deseo, aunque tuviera que trabajar por ello como el pobre de Pinocho... lo más seguro es que no me lo merezco, después de tanto trajinar, tanto herir, tanta estupidez. Prometo cuidar de ello, presumirlo pero lejos del alcance de los demás; si no lo cumplo, puedes castigarme de la manera que te plazca. Porque lo que pido no es una segunda oportunidad, no... es sólo una más. El sendero no da señales de cambiar y no hay noticias de los habitantes de los caminos que dejé atrás, pero los árboles entre susurros hablan de algo que puede ser relevante, pero no sueltan mucho. Ya veremos después de qué se trata. Mientras, cántome una canción de cuna, envuélvome en mi sábana estrellada y acurrúcome en sueños que harán estremecerme por la mañana.

... I'll kiss you, and promise to be your one and only... ~

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