One Day at a Time

on jueves, 2 de abril de 2009
NOTA: esto fue escrito a lo largo del día en una libreta (como aclaración a las posibles incoherencias espaciales).

Porque tú lo pediste...

A punto de acabar una semana bastante lenta me preparo para iniciar el Sprin Break. No, no me iré a Cancún ni a nungún otro sitio paradisíaco. Y heme aquí, en posición privilegiada, en un sitio vacío y fresco tratando de escapar del calor y ordenar mis ideas. Should I give up? Should I look the other way? 

Me quiero apresurar, pero los consejos que recibo me detienen. Si me espero mucho puede que pierda lo que tengo en estos momentos. También quiero saber la razón de lo agitado de mis sueños. ¿Tantas ansias tengo? Mírenme y díganme si estoy hecho o no para estos menesteres. 

Mi relación con Dios va mejorando. Hemos vuelto a las antiguas bromas y recordamos viejos tiempos. Ahora que lo pienso, dos de los elementos materiales que marcaron mi infancia fueron un crucifijo de plástico verde fosforescente y una imágen de un ángel de la guarda que ayudaba a unos niños a cruzar un riachuelo. Dicho ángel pisaba a una serpiente. Las serpientes están incomprendidas.

Por fin tuve la dicha de ir a ver "Slumdog Millionaire". Y no fui solo, como es mi costumbre con ese tipo de películas. Resulta que a mis amigos les gustan más los filmes comerciales. No me importa, así los quiero. ¡Y que bueno que no fui solo! Volviendo al tema de las serpientes, si tuviera que elegir una criatura para definir al mal, eligiría al humano. Usamos el mal de manera desmedida y a veces desinteresada. 

Termino esta nota junto al mar, nuevamente en posición privilegiada, escuchando el murmullo de las olas, el pitido de los autos y el sonido más agradable que he escuchado últimamente. Esperaré, no hay más. 

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