Je voudrais...

on lunes, 11 de mayo de 2009


Escrito durante la clase de Química de 18:00 a 20:00...

Ayer me di cuenta de que la suerte dejó de estar vigente. Al parecer me olvidé de que ahí estaba y terminó por esfumarse. Todos escriben el dictado de Química menos yo. ¿Por qué me excluyo? ¿Rebeldía? La necesidad de ir contracorriente es a veces tan grande que quema. ¿Qué es lo que quiero o busco? A veces, sólo un poco de soledad, como ahora. Especialmente esta clase me desespera e intensifica mis deseos anarquistas. Deseos. Pido deseos todas las noches últimamente a la primera estrella que vea, aquella que encabeza al ejército de astros. Quisiera que me concedieran el regalo que le dieron a Segismundo. Por sólo un día, quisiera que me convencieran de que toda mi vida ha sido un sueño y me ofrezcan una vida más cómoda. Así que si escuchan "Politik" de Coldplay entenderán un poco de lo que hablo. Ahora todos sacan la parte retorcida de sus mentes...

No niego que me he sentido afligido. Tal vez esa sea la causa de mi somnolencia. Hoy me hicieron pensar bien las cosas y eso no me hizo sentir mejor, pero acepto que es la verdad. Así, mientras el viento revuelve mi cabello, espero que también se lleve aquello que me afecta; pero al mismo tiempo no quiero dejarlo ir, ya que cuando no me duele me hace sentir la criatura más dichosa de este universo y todos tenemos derecho a eso.

Hoy me preguntaron qué es lo que busco en una persona tanto física como internamente (bueno, en un niño). Pero busco prácticamente lo mismo en un chico que en una chica ya que, como rezaba un banner que leí, al ser bisexual no te enamoras de un sexo sino de una persona. Es algo fuerte de decir porque en cierto modo se discriminan a los heterosexuales y homosexuales. Regresando al tema, lo que busco en una persona no es algo definido. Físicamente, mis gustos son bastante aleatorios. Internamente, busco que la persona me cautive que me quiera por lo que soy y que no se preocupe por nada más que el momento presente; y lo más importante, que sea ella misma. Sé que vivo en un mundo ilusorio, que soy el daydreamer por excelencia, pero no puedo evitarlo, y hay quienes me lo reprochan muy seguido. Dicen que mi pasión es mi debilidad. Por las noches abrazo mi almohada (ahorita no porque hace mucho calor) y me dejo llevar, llego a ese sitio creado por mi imaginación y mis sentimientos. Todo lo que quiero está ahí; si alguien se va, llega alguien nuevo. Ese lugar puede también tomar muchas formas. "El destino de los virtuosos se resume en una sola palabra: soledad". Si me ven solo, no estoy aquí, sino allí. 

En estos días tomaré mi decisión... podré sentirme sin dolor, pero percibiré cierto vacío. Y justo ahora siento ese dolor que mañana temprano se convertirá en felicidad y regresará a su forma oscura al terminar el día. Estoy llegando a pensar que viviré así por siempre, "enamorado del amor", como me definió una de mis confidentes. Y sé que es muy conocido, pero les dejo "Los Amorosos" de Sabines. Resume todo lo que he escrito hasta ahora:

Los amorosos callan. 
El amor es el silencio más fino, 
el más tembloroso, el más insoportable. 
Los amorosos buscan, 
los amorosos son los que abandonan, 
son los que cambian, los que olvidan. 

Su corazón les dice que nunca han de encontrar, 
no encuentran, buscan. 
Los amorosos andan como locos 
porque están solos, solos, solos, 
entregándose, dándose a cada rato, 
llorando porque no salvan al amor. 

Les preocupa el amor. Los amorosos 
viven al día, no pueden hacer más, no saben. 
Siempre se están yendo, 
siempre, hacia alguna parte. 
Esperan, 
no esperan nada, pero esperan. 

Saben que nunca han de encontrar. 
El amor es la prórroga perpetua, 
siempre el paso siguiente, el otro, el otro. 
Los amorosos son los insaciables, 
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos. 
Los amorosos son la hidra del cuento. 

Tienen serpientes en lugar de brazos. 
Las venas del cuello se les hinchan 
también como serpientes para asfixiarlos. 
Los amorosos no pueden dormir 
porque si se duermen se los comen los gusanos. 
En la oscuridad abren los ojos 
y les cae en ellos el espanto. 
Encuentran alacranes bajo la sábana 
y su cama flota como sobre un lago. 

Los amorosos son locos, sólo locos, 
sin Dios y sin diablo. 
Los amorosos salen de sus cuevas 
temblorosos, hambrientos, 
a cazar fantasmas. 
Se ríen de las gentes que lo saben todo, 
de las que aman a perpetuidad, verídicamente, 
de las que creen en el amor 
como una lámpara de inagotable aceite. 

Los amorosos juegan a coger el agua, 
a tatuar el humo, a no irse. 
Juegan el largo, el triste juego del amor. 
Nadie ha de resignarse. 
Dicen que nadie ha de resignarse. 
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación. 
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla, 
la muerte les fermenta detrás de los ojos, 
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada 
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente. 

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida, 
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, 
complacidas, 
a arroyos de agua tierna y a cocinas. 
Los amorosos se ponen a cantar entre labios 
una canción no aprendida, 
y se van llorando, llorando, 
la hermosa vida.



Y viendo que así ha de continuar y sabiendo cómo ha de terminar, dispóngome a seguir soñando y repetir el ciclo, ese cuento de nunca acabar.

So note all ye lovers in love with the sound
Your world be shattered with nary a note
of one cupid's arrow under your coat...

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